sábado, 10 de marzo de 2018

                El alma que me llama

        El pájaro dormido de mi ventana... se acurruca en el sol del invierno,

        le calienta y le mece al viento...mirando al cristal,

        él no sabe que le observo, que le tengo fijo en mi pupila soñadora.

        Añoro a ese viento y a la rama verde del árbol frondoso y sus nidos,

        sólo observo su esqueleto triste y vacío, mientras...
       
        los ojos del pájaro dormitan entre las nubes, sus plumas se cubren de canas.

        El pájaro dormido de mi ventana...no sabe que le observo,

        un ser tan frágil a merced de mis pensamientos, mientras...el calor se expande

        y penetra calentando la estancia y haciendo levitar a mis deseos.

        Vuela, pajarillo vuela, que no te alcance la luna, regresa a tu hueco vacío

         en la seguridad del día...antes que lo hagan las estrellas.