El alma que me llama
        El pájaro dormido de mi ventana... se acurruca en el sol del invierno,
        le calienta y le mece al viento...mirando al cristal,
        él no sabe que le observo, que le tengo fijo en mi pupila soñadora.
        Añoro a ese viento y a la rama verde del árbol frondoso y sus nidos,
        sólo observo su esqueleto triste y vacío, mientras...
        los ojos del pájaro dormitan entre las nubes, sus plumas se cubren de canas.
        El pájaro dormido de mi ventana...no sabe que le observo,
        un ser tan frágil a merced de mis pensamientos, mientras...el calor se expande
        y penetra calentando la estancia y haciendo levitar a mis deseos.
        Vuela, pajarillo vuela, que no te alcance la luna, regresa a tu hueco vacío
         en la seguridad del día...antes que lo hagan las estrellas.


